A nivel mundial, en el primer año de la pandemia, un 5,5% de la población de entre 15 y 64 años ha consumido drogas al menos una vez y el 13% de ellos sufrieron trastornos por su consumo.
Sumado a estos factores y al aumento de la población mundial, en base a datos brindados por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, se proyecta que para el año 2030, 25 millones de personas más van a consumir drogas (aumento estimado del 11% en menos de 10 años).
De acuerdo a expertos del área de la salud, durante la pandemia, la mayoría de los países ha informado un aumento del consumo de cannabis. En los últimos 24 años, la potencia de la marihuana se multiplicó por cuatro y cada vez menos adolescentes perciben su consumo como perjudicial (el porcentaje de adolescentes que perciben el consumo del cannabis como perjudicial ha disminuido un 40%). Datos preocupantes que encienden las alarmas en todo el mundo.
En México, en el período de pandemia, el consumo de drogas duras en adolescentes y jóvenes de entre 15 y 24 años, aumentó un 15%; por otro lado, el consumo de marihuana subió un 17% y el de alcohol, un 14%. Segregando por grupo etario se vuelve más alarmante, ya que los adolescentes de entre 15 y 17 años, han aumentado más el consumo de drogas duras que jóvenes adultos.
Habitualmente se dice que los problemas económicos y la falta de trabajo aumenta el distrés psicológico, esto lleva a que se incrementen las posibilidades de que el individuo esté más cerca de consumir alcohol o drogas legales e ilegales, aunque teniendo al segregar por quintil económico, o sea por nivel de ingresos de la población joven mexicana, se observa que: los adolescentes y jóvenes de mayor estatus económico, no sólo consumen más marihuana y alcohol sino que también han incrementado más su consumo durante la pandemia que los de menor estrato social. Solamente se igualan en el consumo de opiáceos y drogas duras, en ese tipo de drogas no hay nivel socioeconómico que los distinga, ya que en ambos aumentaron su consumo por igual.