La psicología explica la existencia de un vínculo directo entre la autoestima y el consumo de drogas; propone que muchas adicciones provienen de un vacío emocional, originado en carencias en el valor subjetivo.
Mantener una autoestima sólida y estable puede no ser una tarea fácil; puede complicarse por un nivel de inteligencia emocional bajo, carencia en habilidades sociales o una infancia complicada, por ejemplo. Por otro lado, pocos dudarían de la importancia de fortalecerla por sus diferentes implicaciones. De entre todas, hoy hablaremos de la relación entre la autoestima y el consumo de drogas.
Podríamos definir la baja autoestima como el resultado emocional de una valoración deficiente o una evaluación negativa de nuestra propia valía. El desarrollo de la autoestima como rasgo constitutivo tiene su germen en la misma infancia, y crea una serie de disposiciones que tienden a acompañar a la persona el resto de su vida. La cuantía y la calidad de la autoestima de un individuo suele ser un potente factor motor de las direcciones que este va tomando a lo largo de su vida.
En las etapas iniciales del desarrollo cognitivo-emocional del niño, prácticamente cualquier factor de alto impacto vivencial o emocional es susceptible de dejar una indeleble marca en lo más profundo de su psiquismo.
“¡Nunca llegarás a nada en la vida!” o “¿Por qué no te parecerás más a tu hermano?” son ejemplos de frases que, típicamente, unos padres con un estilo poco adecuado de parentalidad le repetirían al infante.
La importancia del afecto y del buen trato en la infancia
Los comentarios cargados de crueldad, por parte de los padres y figuras de referencia de las niñas y los niños, suelen causar más daño a la larga -y resultar más difíciles de contrarrestar- de lo que en el mismo momento hubiesen causado.
Si la comunicación y los patrones de relación interpersonal entre adulto e infante, esencialmente en el seno familiar, no se asientan en el cariño, el respeto y la consideración, podría estar cimentándose una personalidad doliente de incertidumbre, inseguridad y confusión; lo que sería el caldo de cultivo perfecto para desarrollar una adicción.
Aquí hallaríamos, pues, un primer esbozo del modo en que la autoestima y el consumo de drogas pueden entrar en relación y constituir un círculo vicioso de retroalimentación del que, obviamente, podría resultar difícil escapar.
¿De qué modo se relacionan la autoestima y el consumo de drogas?
Si a lo largo de la crianza se ha ido constituyendo una baja autoestima en el individuo, la probabilidad de que desarrolle una serie de rasgos desadaptativos es muy alta. En estos casos, es común que:
- El adolescente tiende a verse como inferior a los demás.
- El joven se vea a sí mismo como carente de una o más virtudes o capacidades.
- Asuma su cuerpo o su aspecto general como poco deseable, incluso repulsivo.
- Cuestione su capacidad para realizar actividades grupales y/o participar en deportes de equipo.
- Desarrolle un diálogo interno descalificador, en el que cuestione su inteligencia y habilidades personales.
“Puede que no haya nada más íntimo que las propias adicciones”.
-María Fornet
El consumo de drogas como vía de escape
En términos generales, ya se trate de un infante o un adulto, la baja autoestima puede derivar en una sensación de hallarse atrapado, sin posibilidad de evolución o cambio. Asimismo, suele implicar una falta de motivación y energía para realizar planes.
Dada esta situación, la mayor parte de las actividades vitales se le podrían plantear como excesivamente difíciles. De ahí, podría surgir la tendencia a conductas destructivas y de escape, que es precisamente lo que abre la puerta al consumo de tóxicos y a las adicciones.
Según lo expuesto, la autoestima y el consumo de drogas tendrían sentido como entidades vinculadas. Pues, el consumo de estupefacientes suele conducir a una suerte de mundo propio, en el que no existe la posibilidad de ser juzgado; es esa ausencia de juicio ajeno lo que termina casi siempre por constituir el verdadero enganche.
Puesto que para transformarse en consumidor drogas no se requiere de una habilidad en particular, y el valorarse a uno mismo apenas entra en juego, la adicción a sustancias ilícitas se hace, en estos casos, considerablemente fácil.