Durante las últimas décadas se han efectuado distintos estudios en busca de la razón de las adicciones más allá de la dependencia a una sustancia determinada. Desde que el psicólogo Bruce Alexander empezó a investigar la parte social y emocional de las adicciones se ha avanzado mucho en este campo.
Al día de hoy se sabe que tanto en el caso de las adicciones a sustancias como en el caso de adicciones conductuales, estas están asociadas a emociones, sensaciones y sentimientos. Comprender el significado emocional de las adicciones permite abordar cambios en uno mismo y en cómo se relaciona con otros y con el entorno para poder dejar atrás la adicción.
La adicción es una forma de afrontar las insatisfacciones de la vida buscando el placer o determinadas sensaciones de forma instantánea y externa. El estímulo para continuar con ese hábito no es la sustancia o actividad en sí, sino las emociones que siente al consumirla o realizarla. Y la dependencia, de igual modo, es a la emoción que esto genera y que trata de paliar momentáneamente esas insatisfacciones que la persona sufre.
Es decir, es la emoción y la sensación la que provoca la necesidad de repetir el consumo o la acción que la genera. Se busca recrear esta una y otra vez por lo que hace sentir a la persona. Pero cada vez se necesita más para repetir esa reacción emocional. Y se cae en una espiral de dependencia que es lo que se conoce como adicción.
La persona en conflicto consigo mismo o con el entorno, quien está insatisfecho, quien no sabe cómo afrontar un vacío en su vida o un problema determinado, quien busca sensaciones fuertes y ya no las encuentra en la propia vida cotidiana, y siente un gran bienestar consumiendo una droga, bebiendo, jugando o con otras acciones son algunos de los perfiles susceptibles de generar una dependencia a estas. Es lo que se conoce como significado emocional de las adicciones.
Emociones que generan dependencia
El miedo, la falta de autoestima, la soledad, la inmadurez emocional, la inseguridad, las ganas de huir de las responsabilidades o de la realidad de la vida propia, son solo algunas de las motivaciones detrás de las adicciones. Son las sensaciones que mitigan estas las que generan la dependencia.
La búsqueda del placer, una constante en el significado emocional de las adicciones
La adicción al consumo de cocaína, la toma de drogas de diseño o la adicción al sexo esconden en realidad una dependencia del placer que se siente al experimentarlo. Es la reacción que esa experiencia genera en uno mismo lo que se quiere replicar una y otra vez. Porque mitiga, esconde u oculta temporalmente otras emociones que se perciben como negativas. Porque en un instante generan una reacción placentera muy intensa.
Pero no son las únicas. En realidad, detrás de casi toda adicción hay una búsqueda del placer, sea en forma de bienestar físico y emocional momentáneo, sea en forma de evasión que hace olvidar por un instante otros problemas, sea porque proporciona la aparente seguridad para enfrentar una situación personal o social generando el placer de «haberse atrevido» a ello.
En el caso de adicciones a fármacos y otras sustancias frente al dolor físico, es este el que al desaparecer por acción de esas sustancias y el bienestar derivado de ello el que acaba provocando la dependencia. Ya no se busca la ausencia del dolor. Se busca y se necesita replicar esa sensación de bienestar.